sábado, enero 23, 2010

LA ESTACIÓN CATEDRALICIA DE DELICIAS, CÚMULO DE DEFICIENCIAS

Heraldo se ha preocupado de hacer un listado de deficiencias en nuestra estación catedralicia de Delicias poco más de 6 años desde su apertura.

A las consabidas goteras y baldosas rotas, se ha unido una gran grieta que atraviesa casi de punta a punta el andén que comparten la terminal ferroviaria y la de autobuses y el apuntalamiento de una de las oficinas sobre el vestíbulo de salidas.

Antes de bajar al andén, parte del vestíbulo está acordonado por si acaba de reventar la cristalera de las oficinas, que ocupan un gran voladizo de metal. La vidriera ya está rajada, tapada en parte por cinta aislante, y dos puntales evitan que ceda aún más la estructura.

Sobre la temperatura gélida del interior de la estación, los pasajeros en el andén, deben soportar un intenso frío, porque el suelo radiante instalado nunca ha llegado a funcionar. Y en plena ola de frío, con los termómetros bajo cero, ni siquiera funcionaron las lámparas calentadoras, como aseguraron varios usuarios. Hasta el personal se queja de que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) acude a tomar temperaturas sin que adopte medidas definitivas para que no les obligue a trabajar ocho horas en semejantes condiciones. Ya en Oregón Televisión hicieron un sketch hace un tiempo al respecto.



En el Vestíbulo de llegadas, ayer unos operarios trabajaban en la sustitución de una treintena de baldosas, aunque la proliferación de losas de pizarra rotas no parece tener fin.

Sobre la grieta en el andén, lo primero que ven los usuarios que bajan por la escalera mecánica del vestíbulo ferroviario es una zona acordonada por la aparición de una gigantesca grieta desde hace muchos meses. Recorre el citado andén compartido por las dos terminales, que ha cedido como consecuencia del comportamiento del forjado del aparcamiento subterráneo, según explicaron fuentes ferroviarias. "Ahora parece que se ha estabilizado, pero se nota perfectamente porque todas las baldosas están rotas e incluso hay un pequeño desnivel".

Los pasajeros que se dirigen a coger un autobús urbano, o el del aeropuerto, se encuentran con que ni siquiera tienen una marquesina donde refugiarse. Por ello, esperan entre las dos puertas automáticas, que de esta forma están siempre abiertas haciendo que corra el helador cierzo al interior. La situación obligó a acristalar la oficina de atención al cliente para que se no congelara el personal.

La falta de iluminación por la noche, también ha sido criticada: el gigantesco corredor de las dársenas se con'vierte en un lugar lúgubre, ya que la dirección decidió hace meses que la mejor manera de ahorrar costes de mantenimiento era reducir la iluminación al mínimo. Ni siquiera se encienden todas las luminarias.

Increíble, pero por lo que se ve... cierto. También están fuera de servicio las máquinas de consulta de horarios, ya que dependen de una web que tampoco los facilita. Esto es como la información de TUZSA que sólo funciona en días laborables y horas de oficina, como aquel que dice.

Parece ser que los "excusados", tampoco se libran de la crítica: Los que busquen el baño situado en la zona central no lo encontrarán, no porque falte la luz, sino porque ha desaparecido directamente pese a que eran los más utilizados. La gerencia de la terminal, con la que este diario intentó ayer contactar sin éxito por la mañana y por la tarde, decidió su supresión hace un tiempo para ganar dos locales comerciales. Los ocupan dos operadores de transporte extranjeros. Con la de espacio que hay libre... y cierran los servicios. Es que es para llevarlos a juicio.

Pero no quedan ahí las cosas. No se entiende esta decisión cuando el gran centro de negocios sigue cerrado a cal y canto porque ni siquiera se ha rematado la obra, mientras el bloque de oficinas que ocupa toda la fachada del vestíbulo de llegadas muestra la misma imagen desoladora. Nadie ha llegado a ocupar uno solo de sus 5.000 metros cuadrados y la sociedad pública Expoagua, que se molestó en visitar las oficinas, las rechazó al considerarlas inadecuadas para trabajar. Y mientras tanto, parte del personal de ADIF, sigue en la antigua estación de El Portillo. Hay cosas inexplicables.

1 comentario:

Adrián dijo...

Hoy he visto un pivote puesto que justamente tapaba lo que venía a ser una baldosa desquebrajada...