domingo, enero 10, 2010

HECHA LA LEY, CON TONTERÍA, CLARO, HECHA LA TRAMPA,

La situación estúpida del fascismo lingüístico que viven ciertas comunidades ha llevado a "listillos" a justificar el impago de multas. ABC publicaba hace unos días un artículo en el que mostraba cómo el Ayuntamiento de Barcelona prefiere no cobrar las sanciones de tráfico recurridas por motivos lingüísticos a rotular las señales en castellano. Siempre he sido defensor de que cada uno hable en la lengua en la que se sienta más cómodo. Si es catalán, adelante, habla catalán. Si es castellano, adelante, sin problemas. Lo que no es de recibo es que obliguen a todo el mundo a hacer algo con lo que no se sienten cómodos.

Que rotulen las cosas en catalán, me parece bien, pero sin perder el castellano. Dejar libertad para que cada uno haga lo que quiera sin, claro está, ofender ni maltratar a otro semejante, es lo mejor. Como vemos, en Barcelona, no está pasando lo mismo. Allí, o catalán o nada. Pues allá ellos.

Superado el «shock» de ver estampado el papelito amarillo en el parabrisas, sólo hay que levantar la vista y comprobar si la señal de prohibido aparcar está escrita exclusivamente en catalán. Si es así (cosa que ocurre en el 100% de los casos), la batalla está ganada. Lo demás, es coser y cantar.

El único tramite a realizar es recurrir la penalización arguyendo el incumplimiento de los artículos 56 y 138 de la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial, relativos al idioma de las señales. Ambos apartados normativos obligan a que «las indicaciones escritas de las señales de tráfico se expresen al menos en el idioma oficial del Estado» -Artículo 56-.

El Ayuntamiento incumple conscientemente esta normativa estatal en pro de la causa lingüística y prefiere renunciar a cobrar las multas recurridas por este concepto a rotular en castellano las señales. «Se tiene perfectamente asumido que cuando las causas son lingüísticas, la multa se desactiva automáticamente. Es la consigna», reconocieron a este diaro fuentes municipales.

Un artículo muy interesante, cuando un propio catalán, se jacta de su nuevo "hobby".

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