Muchos somos los zaragozanos que hemos sufrido las obras de la A-2 a su paso por Zaragoza, bien sea por el corte de algún carril, asfaltado... Las colas han sido inmensas. Históricas. Desquiciantes. Lo único que animaba a resirgnarse era la que la ampliación de un carril más, haría el tránsito por esos tramos más llevadero.
Abiertos ya los tramos, vemos que los carriles, como decía en una entrada anterior, se han convertido en vías de servicio, que si bien han resuelto puntos peligrosos, como la salida de Montañana a Madrid, no añade más volumen a la vía. Los camiones que se incorporan a la A-2 en Alfajarín, empiezan sus adelantamientos, convirtiendo este tramo en lento, no falto de peligro.
Y yo me pregunto... tanta obra... ¿en qué ha mejorado su paso por la capital aragonesa?
A mi, me parece una GRAN TOMADURA DE PELO.
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