MI PRIMER VIAJE EN TRANVÍA

Hoy me llamaba Pilar. Con ese nombre... he podido entrar en el tranvía, pese a ser un hombre. A veces, uno tiene que hacer esto. Una señora ha venido justo después de preguntar si me podía subir al tranvía y haber obtenido una respuesta negativa... y ha dicho que eran tres pero que solo venía ella. Yo me he presentado voluntario para ocupar su puesto... pese a tener que "transvestirme", aunque solo haya sido de nombre.

Los voluntarios nos recordaban que no se debe cruzar la línea amarilla en la plataforma de le estación, hasta que el tranvía no esté parado totalmente.

María, con un equipo de altavoz cutre, se ha presentado. Era nuestra guía que nos ha dado datos. La verdad es que los conocía... Poco después, la verdad es que nos ha invitado a subir. Nos iban a dar una tarjeta para subir... pero al final, han sido los propios voluntarios los que nos han pasado la tarjeta... Hay que pasarla cada vez que sube al tranvía... sino... multa de 50 Euros.

Para acceder al tranvía, o se compra el billete en la máquina expendedora del andén o se lleva la tarjeta bus/ciudadana. Dentro del tranvía, hay una máquina que sirve para recargar y para pagar las multas, pero no para comprar un billete... el tranvía ha arrancado... y la verdad que muy bien... muy suave, sin ruido...

Parada tras parada, hemos subido en 20 minutos hasta el final de línea. Paradas vacías, aunque hemos tenido una listilla que se ha subido en Fernando el Católico... que ha tenido que bajarse en la Plaza San Francisco... al parecer... si no estabas apuntado.. no podías... Yo, en el más estilo polizón he optado por mantener un perfil bajo... para evitar que los dedos acusadores me puntuaran a mi. El caso es que hemos recorrido todo el recorrido... y luego.. de vuelta...

Hemos visto como el tranvía funcionaba. La verdad es que los frenazos eran prácticamente, inexistentes, aunque bien se nos ha advertido que siempre hay algún peatón que decide no respetar el paso del tranvía y los conductores se ven obligados a frenar bruscamente. Precisamente, ha llamado la atención que no estuvieran las típicas agarraderas colgantes de las barras.

También se nos ha dicho que el tranvía para en TODAS las paradas, como si un de un metro se tratara. Las puertas hay que abrirlas, una vez en la parada. Es decir.. no se abren solas. Se nos han mostrado ciertos botones. El botón rojo sirve para hablar con el conductor y el cuadro rojo, es para parar el tranvía. cualquier uso fraudulento, está penado. ¡Ojo! Las cámaras te miran. Bueno... de hecho, te miran todo el rato.

El viaje de ida y de vuelta, la verdad es que se ha hecho corto, aunque da la sensación de que podría circular más deprisa, arrancándole así, algún minutillo a todo el recorrido. El recorrido se ha hecho muy ameno por la presencia de la pobre guía que tenía que gritar por encima de las voces de aquellos que se han subido al tranvía a pasearse sin tener el menor interés por conocer más sobre el tranvía.

Los bancos de madera, la verdad es que son cómodos... y el confor general es bueno.

El trayecto, como va pasando en los metros modernos, irá indicado en los paneles sobre las puertas, con unos LEDs que irán desplazándose así como los tranvías lleguen a su parada. También las pantallas interiores informarán de las paradas.