Mucho se ha dicho y se dirá de esta línea férrea. Un servicio que poco a poco (pero muy poco a poco) va renovándose para llegar (si algún día llega) a ser de velocidad alta (220 kms/h) que no alta velocidad (>300 kms/h)
Pues con un "cantico" en los dientes me daba yo por que simplemente pudieran ir a la mitad de lo que se conoce como velocidad alta.
En un artículo publicado en Heraldo el martes pasado se denunciaba las limitaciones de velocidad en la línea ferroviaria:
Velocidad de la línea fijada en 145 km/h.
Pero:
En el puerto de Cuencabuena y en el de Paniza (Zaragoza), en los que al no haberse trazado una variante, los trenes no pueden ir a más de 85 kilómetros por hora debido al recorrido angosto y curvilíneo.
entre las localidades valencianas de Jérica y Caudiel, los trenes circulan a 30 kilómetros por hora desde hace siete años debido al mal estado de las trincheras.
entre Masadas y Barracas, también debe circularse a 30 kilómetros por hora desde hace cuatro años y por el mismo motivo: taludes con problemas.
A la altura del puerto de Escandón, a unos 30 kilómetros de la capital turolense, las obras de instalación de los nuevos sistemas de seguridad obligan a los trenes a no superar, de nuevo, esos 30 kilómetros por hora de velocidad.
Entre Escandón y el apeadero de Caparrates el límite establecido son 50 kilómetros por hora desde que hace dos años unas tormentas veraniegas arrastraran el balasto.
De Teruel a Cella, un tramo que se está transformando en velocidad alta, los trenes de viajeros tienen que ir a 80 kilómetros por hora y los de mercancías a 60 kilómetros por hora. Estos últimos, además, no pueden llevar más de 18 toneladas por eje.
Las obras de colocación de los sistemas de seguridad en las estaciones que hay a lo largo de la línea obligan también a los convoyes a reducir a 60 kilómetros por hora la velocidad cuando llegan a ellas
Resultado: 145 kilómetros de trayecto que hay entre Teruel y Valencia le cuesta al tren casi tres horas.
Además, el material rodante sufre averías constantes que se traducen en retrasos.
Mientras tanto, RENFE echa la culpa a ADIF y aquí nadie hace nada mal. Los usuarios, como siempre pasa con RENFE, a callar y a aguantar. ¿Quién protege al ciudadano? ¿El Justicia? ¿Qué puede hacer él ante semejante injusticia...?
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