Hoy el Sunday Telegraph, de Londres, publica una noticia en la que POR FIN, el gobierno admite que la privatización del transporte metropolitano de viajeros, en especial, el de autobús, no ha funcionado. Desde la privatización ha supuesto una pérdida considerable de pasajeros que optan, cada días más por el vehículo privado frente al transporte público. Cada compañía respeta (o no) los horarios marcados, si que la prestación de un determinado servicio (o varios) contemple penalización alguna. La privatización, ha conllevado que varias empresas den servicio a una línea en particular, que por rentabilidad, la hace atractiva. Otras, las menos rentables, tienen que pasar por una clara subvención, para que las compañías opten a dar servicio. Esto, además, supone unos precios de billete diferentes, según qué compañía sea la que de ofrezca el servicio. Además, el que haya varias compañías en una misma ruta, no supone, como sería lógico, que las frecuencias estuvieran repartidas. En realidad, la competencia es tan feroz, que se establecen frecuencias de media hora, y en los primeros 10 minutos, son varias las empresas que pasan por una misma parada, para luego tener que esperar 20 minutos para que vuelvan a pasar las mismas empresas en grupo. Los autobuses famosos de dos pisos, al no tener tanta demanda, han pasado a ser de un piso, para luego ser midibuses, y en algun caso, hasta microbuses. Y no contentos con esto, los vehículos usados, sobretodo por las pequeñas empresas, son autobuses que deberían estar ya fuera de servicio, con un nivel de contaminación superior al permitido en cualquier otro país.
La verdad, es que a nosotros, nos debería dar igual lo mal que funcione el tema en Inglaterra... está lejos, y no nos afecta... o sí. Tengamos en cuenta que TUZSA ahora pertenece a una empresa de capital riesgo inglesa... y qué mejor que hacer con TUZSA lo que mejor saben hacer los ingleses... fastidiar al usuario... También ALSA ha sido comprada por National Express... y varios grupos ingleses, como ARRIVA, están poco a poco, haciéndose con empresas españolas a lo largo de nuestra geografía. Creo que deberíamos preocuparnos, o al menos, controlar lo que estas empresas hagan con nuestro transporte.
Menos mal, que en Inglaterra, se han dado cuenta de que el sistema actual no ha funcionado y van a replantearse el como volver a un control por parte de las entidades locales. Veremos qué pasa.
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