Después de muchos días sin hablar del tema, vuelvo a la carga.
Entre la tontería y la falta de decisión, tenemos a Zaragoza parada. Tranvía sí, tranvía no, Metro sí, metro no, son los comentarios que se han escuchado en muchas ocasiones recientemente. Incluso aquellos comentarios que abogan por no hacer nada, y seguir con una red de autobuses.
Nosotros, como siempre, a la cola de todos los cambios... fuimos los últimos en quitar los tranvías de nuestras calles, y a este paso, seremos los últimos en ponerlos de nuevo, cuando veamos que el tranvía funciona en otras ciudades y se acaben los argumentos estúpidos que echen por tierra cualquier cambio. Y es que somos reacios al cambio en esta ciudad. Muchas veces lo he dicho. Y nunca destacaremos si seguimos en esta posición.
Indudablemente, el tranvía tiene sus puntos positivos, y también negativos. Yo mismo sigo defendiendo el sistema híbrido de Metro - Ligero, pero estoy dispuesto a apoyar al tranvía si con eso, conseguimos empezar a elaborar una red moderna.
Valencia, Barcelona, Bilbao, Málaga entre otras ciudades han apostado por el tranvía, con éxito. Tal ha sido que ya se elabora una estensión de la red. Sevilla, ha optado por el tranvía y el Metro.
¿Porque lo que es bueno para otras ciudades, no lo es para Zaragoza? Todo argumento tiene sus defensores y detractores, pero al fin y al cabo, lo importante es que el Ayuntamiento conceda a sus ciudadanos un servicio de transporte que responda a las necesidades. El tranvía mejorará considerablemente la movilidad en su recorrido, afectará a las líneas existentes, y empeorará el tráfico de vehículo privado que se verá obligado a rodear para atravesar la ciudad. En esta ciudad estamos mal acostumbrados a coger el coche para desplazarnos a cualquier lado, incluso al centro. Y es un derecho, que tampoco hay que quitar. Pero lo que tampoco podemos hacer es dejar que la ciudad esté invadida por el coche. Los ciudadanos han de ser los grandes disfrutadores de la ciudad, y esta ha de ser accesible para todos, bien sea con una red de transporte público eficiente, rápida y cómoda, o bien sea en coche, cuando el transporte público no llegue a todos los destinos.
La peatonalización del centro, para dejar paso libre al tranvía, conllevará cambios de costumbre, que al final conllevará un servicio público más eficaz.
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