Vuelvo a la carga contra las constructoras... Y es que últimamente, la fiebre insana que existe en este sector pasa cualquier límite admisible, y lo peor de todo, es que estamos permitiendolo los ciudadanos, ¡qué remedio!
¿Cuántas veces vemos como la construcción de un edificio conlleva la invasión, por parte de la constructora de espacio público? Las obras de la Expo, por ejemplo, se han "hecho" con parte de la avenida de Ranillas... ¿Tiene sentido? Así tienen más espacio para contruir, haciendo uso de espacio extra para la entrada y salida de camiones... (y buses turísticos varios).
La restauración (o despliegue cementero) de la Antigua Azucarera, en el Arrabal, también ha invadido una calle, que lleva meses cerrada.
El parque (por llamarlo así) entre la Estación del Norte y el Fin de la Avda Cataluña se ve cercado y lleno de casetas para dar cobijo a los trabajadore que empiecen a construir el nuevo balcón de San Lázaro, y el macro edificio que se va a construir en la zona. En ese parque, por cierto, había costumbre de jugar a la Petanca todos los domingos... pero los ciudadanos no tienen derecho a disfrutar de la ciudad... Está claro.
Ejemplos como estos son usuales por toda la ciudad. La ley de las constructoras impera.
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