ABC nos trae a la memoria la situación del aeropuerto de la capital oscense. El de Huesca sigue siendo un aeropuerto «fantasma», sin maletas, sin pasajeros, sin aviones, salvo los «aerotaxis» o las avionetas privadas que algún mes aterrizan o despegan desde él. En seis meses, solo ha tenido 21 pasajeros, todos ellos por esos pequeños vuelos particulares y esporádicos. En enero solo hubo cuatro, en diciembre nueve, en noviembre otros cuatro, en octubre ninguno, en septiembre cuatro, en agosto ninguno...
Los meses pasan y sigue sin llegar una solución clara que garantice la viabilidad a futuro de un aeropuerto cuya construcción costó 40 millones de euros al Ministerio de Fomento. Perteneciente a la sociedad estatal Aena, el próximo abril se cumplirán cuatro años desde que fue inaugurado. Cuatro años que han intentado atraer negocio... pero han fracasado. No quiero ser derrotista, pero a las pruebas me remito.
Aunque es una instalación estatal, lo siente también como problema propio el Gobierno aragonés, consciente de que hay que darle con rapidez una solución al aeropuerto para que no siga siendo un pozo de gasto sin rentabilidad y para que la región, y en particular la provincia de Huesca, lo aproveche realmente como infraestructura que contribuya a su economía. ¿Por qué ese empecinamiento con defender esta infraestructura? Con dolor de corazón, pero siendo realista, un aeropuerto en Huesca, no tiene sentido y más, cuando a poco más de 70 kms, Zaragoza puede ofrecer pasajeros a las aerolíneas que sí que pueden tener más beneficio. Zaragoza, con bastante más población y captando pasajeros de comunidades vecinas, tiene problemas para seguir adelante con los vuelos... y el Gobierno de España y el de Aragón... ¿Le buscan competencia?
El Gobierno aragonés gastó tres millones de euros en apoyar la actividad del aeropuerto altoaragonés. De esos tres millones, alrededor de dos y medio fueron a parar a la compañía Pyrenair, que hace un año decidió suspender sus operaciones porque la falta de rentabilidad había hundido sus cuentas. Aprendamos de los errores. No hay suficientes pasajeros y sin subvención, no es rentable... y ni aun así.
En esos tres años, Pyrenair trasladó a unos 19.000 pasajeros, así que cada uno salió por unos 130 euros con cargo al presupuesto de la Comunidad autónoma, en forma de subvenciones por esos acuerdos que se firmaron entre la compañía y el Ejecutivo regional. ¿Justifican estas cifras la inversión? La verdad es que la realidad para seguir manteniendo este aeropuerto abierto... es desalentadora.
En busca de proyectos...
El Gobierno aragonés lleva desde el año pasado buscando fórmulas con empresas privadas que permitan dar actividad al aeropuerto altoaragonés. Entre otras vías, está detrás de inversores del Reino Unido que quieran crear una escuela de pilotos en el aeropuerto de Huesca. Es una de las alternativas en las que se trabaja. También se está en contacto con otra firma española.
También se está ultimando un contrato con dos empresas aragonesas para usar el aeropuerto como base de operaciones. Además, se está hablando con otra empresa de Monzón (Huesca) que fabrica equipamientos aeronáuticos y con otra canadiense, pero aún no hay nada cerrado.
La verdad es que dada la situación actual... y la carencia de voluntad empresarial por apostar por dicha infraestructura, el aeropuerto de Huesca parece que es más un ejemplo claro de tozudez aragonesa más que otra cosa...
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