EPA publica que el servicio del tranvía en Zaragoza acumula más de 40 incidencias si se computan las averías y los accidentes registrados durante el pasado año y en el mes que ha transcurrido del presente ejercicio. De este modo, durante el primer semestre del año se acumularon 16 incidencias debido a un fallo en la transición del vehículo entre la zona de catenaria y la de no catenaria. Los accidentes, me temo, no deberían ser contabilizados, pues el tranvía no ha sido el culpable de que peatones o coches no respeten las señales. No obstante, si de esas 40 incidencias que dicen, quitamos más o menos, la mitad por atropellos y choques... nos quedarían 20 incidencias, que no sé por qué, me parece un número muy optimista para todas las averías y cortes de servicio que ha habido este año pasado. ¿Están bien los datos?
Tras detectar el problema, los técnicos se pusieron manos a la obra y consiguieron solventar al menos este error. Eso no evitó que entre julio y agosto se produjeran un total de doce averías y, desde finales de este último mes y hasta diciembre, se registraron otras ocho incidencias.
En lo que llevamos de año se han contabilizado, según los datos de este diario, un total de tres averías, a las que hay que sumar otras dos que se produjeron a finales de diciembre y que engrosan el balance inicial de fallos, según el consistorio.
De este modo, el 20 de diciembre, una incidencia provocó un parón del servicio de más de un cuarto de hora en la plaza España. Al día siguiente, el 21 de diciembre se produjo otro incidente con un peatón, que fue golpeado por un convoy al atravesar un paso de cebra en la parada de Pablo Neruda, en la Margen Izquierda. En esta ocasión el servicio se interrumpió durante cinco minutos. Está claro que si no estuviera el tranvía por en medio, seguro que el tranvía no hubiera atropellado a nadie... pero recordemos, que los autobuses también atropellan a gente.. El magnificar lo malo que es el sistema añadiendo este tipo de argumentos, no es lógico. Sí que lo es el que el servicio, por cualquier tipo de incidencia, quede paralizado. En otras ciudades (ya estamos con odiosas comparaciones) redes como esta, tienen cruces antes y después de cada parada, para evitar la chapuza de dividir la línea en el punto de incidencia y crear dos loops. Es la gran flaqueza que tiene esta línea... la poca flexibilidad que tiene para cambiar de carril y sortear una unidad parada... que, querámoslo o no, es el problema del tranvía.
El 5 de enero una nueva incidencia mantuvo paralizado el servicio en el Coso desde las 14.30 hasta las 15.30 horas, cuando el convoy afectado perdió la tracción a la altura de la plaza España y no pudo continuar el servicio. También en esta ocasión Los Tranvías de Zaragoza habilitaron el servicio en bucle desde Valdespartera hasta la plaza de España y desde César Augusto hasta Parque Goya. Y, finalmente, a este episodio se suman los dos de hoy, por una avería y un atropello respectivamente.
Sabéis que a mi, el tranvía, me gusta... lo que no me gusta, es quizás como está planteado. No es aceptable que una infraestructura como esta se paralice por una avería o accidente... no porque la infraestructura no lo permita, sino porque el diseño no es correcto. Los cruces, están mal hechos y son escasos, lo que no ayuda a que cumplan con esta función de emergencia.
A parte de la tirria politizada contra el tranvía que parte de la población tiene, no es lógico que los usuarios, que no tienen otra forma de desplazarse, vean como su recorrido ha de hacerse a piel o las esperas son más largas por que el sistema es deficiente.
Eso sí... cuando funciona bien... nadie protesta porque, bajo mi punto de vista, el medio es bueno. Ahora solo falta solventar las carencias...
Tras detectar el problema, los técnicos se pusieron manos a la obra y consiguieron solventar al menos este error. Eso no evitó que entre julio y agosto se produjeran un total de doce averías y, desde finales de este último mes y hasta diciembre, se registraron otras ocho incidencias.
En lo que llevamos de año se han contabilizado, según los datos de este diario, un total de tres averías, a las que hay que sumar otras dos que se produjeron a finales de diciembre y que engrosan el balance inicial de fallos, según el consistorio.
De este modo, el 20 de diciembre, una incidencia provocó un parón del servicio de más de un cuarto de hora en la plaza España. Al día siguiente, el 21 de diciembre se produjo otro incidente con un peatón, que fue golpeado por un convoy al atravesar un paso de cebra en la parada de Pablo Neruda, en la Margen Izquierda. En esta ocasión el servicio se interrumpió durante cinco minutos. Está claro que si no estuviera el tranvía por en medio, seguro que el tranvía no hubiera atropellado a nadie... pero recordemos, que los autobuses también atropellan a gente.. El magnificar lo malo que es el sistema añadiendo este tipo de argumentos, no es lógico. Sí que lo es el que el servicio, por cualquier tipo de incidencia, quede paralizado. En otras ciudades (ya estamos con odiosas comparaciones) redes como esta, tienen cruces antes y después de cada parada, para evitar la chapuza de dividir la línea en el punto de incidencia y crear dos loops. Es la gran flaqueza que tiene esta línea... la poca flexibilidad que tiene para cambiar de carril y sortear una unidad parada... que, querámoslo o no, es el problema del tranvía.
El 5 de enero una nueva incidencia mantuvo paralizado el servicio en el Coso desde las 14.30 hasta las 15.30 horas, cuando el convoy afectado perdió la tracción a la altura de la plaza España y no pudo continuar el servicio. También en esta ocasión Los Tranvías de Zaragoza habilitaron el servicio en bucle desde Valdespartera hasta la plaza de España y desde César Augusto hasta Parque Goya. Y, finalmente, a este episodio se suman los dos de hoy, por una avería y un atropello respectivamente.
Sabéis que a mi, el tranvía, me gusta... lo que no me gusta, es quizás como está planteado. No es aceptable que una infraestructura como esta se paralice por una avería o accidente... no porque la infraestructura no lo permita, sino porque el diseño no es correcto. Los cruces, están mal hechos y son escasos, lo que no ayuda a que cumplan con esta función de emergencia.
A parte de la tirria politizada contra el tranvía que parte de la población tiene, no es lógico que los usuarios, que no tienen otra forma de desplazarse, vean como su recorrido ha de hacerse a piel o las esperas son más largas por que el sistema es deficiente.
Eso sí... cuando funciona bien... nadie protesta porque, bajo mi punto de vista, el medio es bueno. Ahora solo falta solventar las carencias...
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