HdA publica que hasta trece líneas de transporte metropolitano de Zaragoza permitirán subir bicicletas al autobús con el objetivo de ganar usuarios y, al mismo tiempo, aunar intermodalidad y movilidad sostenible. Su extensión, sin coste añadido para los usuarios, llegará a las rutas que cubren los barrios rurales, Plaza y los municipios aledaños a la capital por el potencial uso de la bici como medio complementario de transporte al autobús.Su implantación se hará con la reordenación del mapa concesional, cuyas concesiones saldrán a concurso antes de fin de año.
El Consorcio de Transportes de Zaragoza está decidido a que un total de 41 autobuses porten los anclajes necesarios tras la “satisfactoria” experiencia en la línea de Villamayor de Gállego, que se convirtió hace justo ocho meses en la primera de España en la que se permitía viajar con la bici en el interior de sus dos autocares, que explota Automóviles Zaragoza.
Un media de 20 ciclistas han utilizado mensualmente la línea piloto de Villamayor, que se escogió precisamente porque se explota únicamente con dos buses y esto permitía, por un coste ajustado, comprobar “el nivel de convivencia” entre usuarios y la propia operativa de los anclajes y de la carga y descarga de las bicicletas. Para ello, se montaron dos enganches en la plataforma trasera de cada vehículo para minimizar las molestias al resto de los pasajeros.
El gerente del Consorcio de Transportes, Juan Ortiz, admite que el objetivo no era atraer un gran número de ciclistas porque, de otro modo, se hubiera elegido otra ruta con mucho más potencial, sino “testear la conflictividad” antes de planificar su extensión. “Me preocupaba porque la implantación era totalmente innovadora, pero no ha habido ninguna queja ni incidencia en ocho meses”, asegura.
Juan Ortiz explica que otro de los objetivos era escrutar el funcionamiento de los anclajes, diseñados por Movibus Service, ya que se debía verificar si se movían las bicis y la sensación que se transmitía era de seguridad. Y la experiencia ha llevado a montar una correa extra de sujeción. “El objetivo se ha cumplido con creces”, añade.
La operativa es muy sencilla para los ciclistas y se extenderá ahora a un total de trece líneas metropolitanas: el acceso se hace por la parte trasera de los autobuses y se engancha la bici a los anclajes, superior e inferior, situados junto a la puerta. Luego se debe sacar un tique gratuito junto con el billete para que quede registrado su uso.
La única diferencia con el resto de autobuses del Consorcio de Transportes es la supresión de dos asientos fijos en la plataforma central. No obstante, se han instalado otros tantos plegables para que los viajeros puedan sentarse cuando no haya ciclistas.
El uso de la bici como medio de transporte complementario al autobús forma parte de las directrices de movilidad del área metropolitana de Zaragoza, que plantea “estrategias adicionales” como la creación de una red de aparcamientos seguros en puntos de referencia en cada municipio, “así como en los lugares susceptibles de atracción como escuelas o equipamientos municipales”. Igualmente, se propone abrir el servicio Bizi a los usuarios de la red metropolitana mediante las tarjetas sin contacto del sistema tarifario integrado de Zaragoza.
Me llama la atención que el anclaje elegido sea dentro del autobús. En otras ciudades, básicamente en EEUU, suelen tener anclajes externos, justo delante del conductor, que no afectan su visibilidad y no quitan espacio para los pasajeros habituales.
El Consorcio de Transportes de Zaragoza está decidido a que un total de 41 autobuses porten los anclajes necesarios tras la “satisfactoria” experiencia en la línea de Villamayor de Gállego, que se convirtió hace justo ocho meses en la primera de España en la que se permitía viajar con la bici en el interior de sus dos autocares, que explota Automóviles Zaragoza.
Un media de 20 ciclistas han utilizado mensualmente la línea piloto de Villamayor, que se escogió precisamente porque se explota únicamente con dos buses y esto permitía, por un coste ajustado, comprobar “el nivel de convivencia” entre usuarios y la propia operativa de los anclajes y de la carga y descarga de las bicicletas. Para ello, se montaron dos enganches en la plataforma trasera de cada vehículo para minimizar las molestias al resto de los pasajeros.
El gerente del Consorcio de Transportes, Juan Ortiz, admite que el objetivo no era atraer un gran número de ciclistas porque, de otro modo, se hubiera elegido otra ruta con mucho más potencial, sino “testear la conflictividad” antes de planificar su extensión. “Me preocupaba porque la implantación era totalmente innovadora, pero no ha habido ninguna queja ni incidencia en ocho meses”, asegura.
Juan Ortiz explica que otro de los objetivos era escrutar el funcionamiento de los anclajes, diseñados por Movibus Service, ya que se debía verificar si se movían las bicis y la sensación que se transmitía era de seguridad. Y la experiencia ha llevado a montar una correa extra de sujeción. “El objetivo se ha cumplido con creces”, añade.
La operativa es muy sencilla para los ciclistas y se extenderá ahora a un total de trece líneas metropolitanas: el acceso se hace por la parte trasera de los autobuses y se engancha la bici a los anclajes, superior e inferior, situados junto a la puerta. Luego se debe sacar un tique gratuito junto con el billete para que quede registrado su uso.
La única diferencia con el resto de autobuses del Consorcio de Transportes es la supresión de dos asientos fijos en la plataforma central. No obstante, se han instalado otros tantos plegables para que los viajeros puedan sentarse cuando no haya ciclistas.
El uso de la bici como medio de transporte complementario al autobús forma parte de las directrices de movilidad del área metropolitana de Zaragoza, que plantea “estrategias adicionales” como la creación de una red de aparcamientos seguros en puntos de referencia en cada municipio, “así como en los lugares susceptibles de atracción como escuelas o equipamientos municipales”. Igualmente, se propone abrir el servicio Bizi a los usuarios de la red metropolitana mediante las tarjetas sin contacto del sistema tarifario integrado de Zaragoza.
Me llama la atención que el anclaje elegido sea dentro del autobús. En otras ciudades, básicamente en EEUU, suelen tener anclajes externos, justo delante del conductor, que no afectan su visibilidad y no quitan espacio para los pasajeros habituales.
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